¿QUÉ CAMBIOS SE PRESENTAN EN EL CUERPO DE UNA PERSONA QUE CONSUME ALCOHOL?
En primer lugar, habría que diferenciar dos cosas: bebida alcohólica y
alcohol. Las bebidas alcohólicas no son alcohol puro; las bebidas alcohólicas contienen
alcohol en diferentes cantidades dependiendo de la forma en que han sido
elaboradas. La cerveza, por ejemplo, contiene 3 g de alcohol por cada 100 cc (casi
medio vaso) mientras que el pisco contiene aproximadamente 42 g de alcohol por
cada 100 cc (casi medio vaso). A partir de esta precisión es fácil entender
porque algunas bebidas alcohólicas son más intensas que otras.
Además de su conocido efecto inhibitorio, el alcohol produce otros
cambios importantes en el cuerpo mientras circula por nuestra sangre. El alcohol
estimula la diuresis (ganas de orinar) por lo cual la persona acude constantemente
al baño; esto genera un estado de deshidratación que en buena medida es el
responsable de los malestares que se presentan al día siguiente de haber bebido
(resaca). El alcohol estimula significativamente el apetito porque bloquea
temporalmente el funcionamiento del hígado; lamentablemente, solo una pequeña
porción de todo el alimento consumido por una persona que esta bebiendo será
empleado por el cuerpo, la energía
necesaria para bailar, por ejemplo, se obtiene acosta de la destrucción
de nuestra masa muscular. El alcohol libera una gran cantidad de energía en el
cuerpo; para desgracia de quienes beben esta energía solo es útil para ser
almacenada y la mejor forma de almacenar energía en el cuerpo es bajo la forma
de grasa. El alcohol toma las grasas de
la sangre y las deposita rápidamente en el hígado; un consumo regular de
alcohol asociado podría incrementar el riesgo de hígado graso. El alcohol irrita las paredes del estómago,
sobre todo, cuando su consumo es regular y en grandes cantidades; esto efecto
puede incrementar el riesgo de padecer gastritis u otras enfermedades en el
Aparato Digestivo.
Ahora bien, todo lo descrito depende de la cantidad de alcohol bebido y
de la frecuencia en que se hace; aunque, existen algunos factores que pueden
incrementar potencialmente los problemas descritos arriba como por ejemplo: el
consumo de una dieta inadecuada, el estrés
emocional u horarios irregulares para comer.
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